lunes, 30 de junio de 2008

Estrellas


Tenía pendiente hablar de estrellas. Tanto perfume, tanto perfume... al final he arrinconado las estrellas casi al olvido.

Me gustan las estrellas como me gustan los perfumes, pero los perfumes de las cosas naturales, no los que se embotellan y se venden a precios astronómicos.

Para hablar de astronomía prefiero mirar al cielo.

El cielo nocturno ha fascinado a los humanos desde el principio de los tiempos. Mirando hacia arriba descubrimos lo pequeñitos que somos y la inmensidad del universo que habitamos.

El cielo y las estrellas que vemos en él han servido para montar religiones, hacer guerras, sustentar inquisidores, retar a la ciencia... e inspirar a poetas, amantes y fascinar a los niños.

El cielo de verano no es especialmente atractivo para ver estrellas muy brillantes o constelaciones emblemáticas como la de Orión, el mítico cazador heleno.

Muchas estrellas tienen nombres árabes ya que ellos estudiaron el firmamento mucho antes que cualquier otro pueblo, pero en el nombre de las constelaciones se llevan la palma los griegos, que dejaron marcado en el cielo el ir y venir de sus héroes, dioses y animales mitológicos.

Os dejo dos imágenes con el cielo nocturno de esta época del año (si pinchas sobre las imágenes las verás más grandes).


En la primera, mirando hacia el Norte, destaca el Triángulo de Verano con tres de las estrellas más brillantes del cielo de esta época: Vega, Deneb y Altair. También podremos ver las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor, en cuya punta destaca la estrella Polar. Más abajo está otra constelación fácil de identificar: Casiopea, con su forma en W, y un poquito más abajo de ésta encontramos el único objeto visible a simplevista que está fuera de nuestra galaxia. Se trata de la Galaxia de Andrómeda, que se ve como una zona borrosa, con poco brillo, pero que en realidad son millones y millones de estrellas que forman una galaxia similar a la nuestra, la Vía Láctea.

En la segunda, mirando hacia el Sur, tenemos a Arturo, de color rojizo y Antares, en la costelación del Escorpión y también de tono naranja. Hacia el sur-este vemos dos objetos brillantes que no titilan, son los planetas Júpiter y Plutón.

Y de este a oeste, cuando no hay luces que lo entorpezca, veremos la masa tenue de brillo de la Vía Láctea. Es nuestra galaxia o, más bien, uno de los brazos de la espiral en donde hay tantas estrellas y tan lejanas que dan la sensación de un líquido lechoso derramado sobre nuestras cabezas.

Espero que disfrutéis con el cielo y con la compañía, porque cuando se mira de noche a las estrellas se hace mejor en compañía.

sábado, 28 de junio de 2008

Junio


Bueno, se acabó el mes de junio. O casi.

Este mes me gusta mucho. Quizás es que siempre lo asocio al comienzo de las vacaciones, al comienzo de los días largos y luminosos, al comienzo de un tiempo distinto en el que espero hacer un montón de cosas... aunque luego, en septiembre, el balance no se aproxime a lo programado.

Desde hace unos años este tiempo es difícil para mi. Tal vez porque no puedo estar donde quiero, ni con la persona que quiero. Y, en estos meses, tengo mucho tiempo para rumiar y rumiar esta situación que me corroe por dentro.

Cada año pienso que ya falta menos, que ya hemos sobrevivido a la dura prueba de afrontar los 365 días.

Cada año pienso que todavía quedan otros en el camino para llegar a donde quiero y me entra la duda de si seré capaz, de si seremos capaces de sobrellevar la situación.

Esto no huele a nada y, quizás, ese es el desconcierto y la paradoja de mi situación. Sobre todo en un blog como éste, que iba a ir de olores, de perfumes y de estrellas.

Por cierto, ¿dónde están las estrellas?

viernes, 27 de junio de 2008

Tilos


Sí, es la época.

Todos los años al final de la primavera y principios de verano las avenidas de mi ciudad que tienen plantados tilos se trufan con un olor maravilloso, sutil, placentero...

La flor no es nada espectacular. Su perfume sí.

Es otro de los olores que llevo dentro de mi cerebro desde pequeño.

Cuando lo huelo sé que el verano ya es imparable. Marca esa frontera entre los días todavía lluviosos, todavía nublados, todavía fríos... con el calor sofocante de las tardes de verano.

Mi tierra es así. No tenemos prácticamente primavera. Pasamos de tener que poner la calefacción a no poder dormir por las noches.

Bueno, quizás exagero un poco con eso del calor. Sí que hace calor en las horas centrales del día, pero aquí se puede dormir por la noche.

Y, en esta época, lo más maravilloso es dejar la ventana abierta por la noche. Por ella entra un frescor muy agradable y, ahora, el perfume embriagador de los tilos en flor.