miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿Tradiciones?...


Es curioso cuántas barbaridades se mantienen y se perpetúan en nombre de la "tradición". Parece que la sola mención de dicha palabra fuese el salvoconducto, la patente de corso, para no poder ejercer una oposición racional y razonada del por qué casi todo lo que se ampara bajo ese término es rancio, soso, está de vuelta y lo más sensato sería olvidarnos de ello.

En nombre de la tradición se tortura animales para nuestra diversión (corridas de toros), se despilfarran toneladas de tomates, harina, huevos... en fiestas de pueblos cuando, salvo esos días tan "tradicionales", se nos llena la boca de palabras en favor del hambre en el tercer mundo y el consumo racional y sin excesos. Se tiran litros y litros de cava, vino, agua... mientras otros semejantes a nosotros mueren de la sed y de las sequías más extremas.

En nombre de la tradición se mata a miles y miles de corderos para celebrar la pascua, o cualquier otra animalada, valga la redundancia, de cualquier religión o secta, que es lo mismo.

En nombre a la tradición se circuncida, se hacen ablaciones de clítoris y se perpetúa la dominación de una clase sobre otra o de un género sobre el otro.

Y en nombre de la tradición, o la religión, que es lo mismo, se mata, se extermina y se tortura con saña a los que piensan distinto o intentan apartarse de tan nefasta influencia.

Por no hablar de las tradiciones, propias o importadas, tan fomentadas y publicitadas por las empresas, comercios, y otros gremios en general: navidades, san valentines, halloweenes, amigos invisibles, despedidas de solteros y solteras, carnavales, días de la madre o del padre... o, en estas fechas las malditas 12 uvas.

Evolución, Cultura, Civilización, Razón... ¿dónde estáis?

¿De verdad vamos hacia algún lado como especie? o somos ese virus que la propia naturaleza ha permitido desarrollarse y que ahora tiene que librarse de él a base de cambios climáticos, envenenando aire y aguas, agitando recursos y desatando catástrofes...

Y ante tanto desatino e interés comercial en boca de los de siempre, de los que no tienen otros argumentos que ofrecer salvo el trasnochado: "es lo tradicional", siempre nos quedará la respuesta revolucionaria, que aunque fue un grito de guerra de los ochenta para un problema ligeramente distinto, el de la energía nuclear, lo podemos adaptar:
"¿Tradiciones?... ¡No, gracias!"

lunes, 29 de diciembre de 2008

Cambio climático


Se habla y se informa hasta la saciedad del aparente cambio climático. Porque haberlo, haylo, como las meigas, y parece que todo lo que pasa en la naturaleza, lo malo, claro, es responsabilidad del cambio climático.

Los medios de comunicación, que no se caracterizan por ser muy rigurosos y contrastar las noticias que dan, lo tienen como la panacea para llenar páginas y páginas. No digamos nada de los informativos de TV que les encanta sacar las imágenes más morbosas de incendios, riadas, tormentas, temporales... Caen cuatro copos de nieve y ya están allí los de los informativos para decir que la nevada ha sido la releche.

Los políticos de todo color también se apuntan al carro de que tenemos que hacer algo para evitar dicho cambio y ahora las empresas han encontrado el filón para colgarse medallas medioambientales.

¿A qué me refiero? Pues a que ahora no hacen más que tirarse el moco toda esta gentuza a costa de que "compensan" las emisiones de CO2 que producen con su actividad.

Hasta hay un anuncio de coches en el que largan la lindeza de que sus emisiones de dióxido de carbono son nulas porque por cada coche que venden plantan una docena de árboles.

Ese mismo razonamiento lo emplean aseguradoras, eléctricas, empresas de todo tipo... y hasta los bancos y cajas de ahorro.

Pues bien, eso es una falacia como otra cualquiera, aunque en este caso avalada por una dudosa directiva europea.

¿Qué es lo que falla en toda esta historia? Pues varias cosas.

Lo de compensar las emisiones es tan absurdo como lo de comprar derechos de emisión de los países pobres por los ricos. Así los ricos siguen emitiendo y contaminando como antes y los pobres los venden porque tampoco los podrían utilizar con su potencial industrial y de nivel de vida. ¿Qué sale caro para los ricos?. Pues mire, tampoco, que para eso está el quitar de los fondos de ayuda al desarrollo del tercer mundo la cantidad necesaria... que antes iba en proyectos y ahora se le pagará al gobierno de turno para que se perpetúe en el poder y los de su tribu o etnia machaque mejor y más rápido a las de la oposición. Aunque igual se les acaba el chollo a los tiranos de turno a nada que encontremos 3 ó 4 cúpulas para que las pinte el artista de turno.

Y he focalizado en el tercer mundo porque las plantaciones de árboles y actuaciones ambientales se llevan a cabo allí, donde el terreno es baratito y no hay que poner riego por aspersión o goteo... porque, con el calor que hace, no tiene ni el agua necesaria para sus primeras necesidades. En el primer mundo el terreno lo dejamos para hacer polígonos industriales, campos de golf y urbanizaciones, que eso sí da pasta, porque los que tienen problemas en estos momentos no son precisamente los proyectos de lujo.

Otra cosa que falla es que las actividades y emisiones de todas esas empresas se realizan aquí y ahora y esos arbolitos plantados en la otra parte del mundo necesitarán de diez, quince o veinte años para desarrollarse y fijar CO2 en cantidades significativas, jeje, sí, sí, ese que hace 20 años se emitió por el tubo de escape del coche súper ecológico del anuncio.

Claro que el árbol va a fijar CO2 y liberar O2... hasta el día que fortuita o intencionadamente se queme. En ese momento volverá a emitir tanto o más CO2 a la atmósfera.

Y si lo talan, pues ya sabéis cuál será el destino: papel para nuestros cuartos de baño, hojas para garabatear en una reunión tediosa, o soporte de la propaganda del híper de turno.

Señores: para ir de concienciado en temas medioambientales sobre el cambio climático, no hay otra que la de consumir menos, reciclar más y cambiar los modelos energéticos que tenemos. A parte de controlar la natalidad, que es una bomba mucho más explosiva y de efectos más inmediatos que los que nos depara el clima. Y esta época de navidad es el paradigma del despilfarro y del consumo de energía irresponsable.

Todas, absolutamente todas las actividades que desarrollamos, directa o indirectamente, contaminan y son causa del aumento del CO2 en la atmósfera.

Como este es un asunto que no va a pasar de moda, volveré a él en otras ocasiones, pero de una forma muy crítica con la corriente imperante, que es la que vocean y amplifican muchos sectores interesados en todo este tema... aunque su interés va por otros caminos que los ecológicos y altruistas que predican.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Añoranza




En un día gris y triste, unos versos de Lope de Vega:

"Mas, ¡ay amor!, que no me escuchas,
que la vida es corta.
Viviendo, todo falta,
muriendo, todo sobra".

jueves, 25 de diciembre de 2008

Buscando consuelo


Hoy, por motivos que no vienen a cuento, he estado hablando de caminos tortuosos, de tributos leoninos, de pagos para mordidas, de laberintos de difícil salida, de amores sorprendentes e inesperados... y la mente me ha llevado a la leyenda del Minotauro, de cómo Teseo logró matarlo y de su accidentado viaje de vuelta a Atenas.

Como la leyenda no tiene desperdicio, ¡que menuda es la mitología griega! he creído interesante traerla aquí

En Creta reinaba el poderoso Rey Minos. Su capital era célebre en el mundo por el laberinto, lleno de intrincados corredores, del que era casi imposible encontrar la salida. En el interior vivía el terrible Minotauro, un monstruo con cabeza de toro y cuerpo de hombre, fruto de los amores de Pasifae, la esposa de Minos, con un toro que Poseidón, dios de los mares, hizo surgir de las aguas.

En cada novilunio había que sacrificar un hombre al Minotauro, pues cuando el monstruo no satisfacía su apetito, se precipitaba fuera para sembrar la muerte y desolación de los habitantes de la comarca.


Un día, el Rey Minos recibió una trágica noticia: su hijo acababa de morir asesinado en Atenas. Minos clamó venganza, reunió a su ejercito y lo envió a Atenas para iniciar el ataque. Atenas, al no estar preparada, no pudo ofrecer resistencia y solicitó la paz. Minos, con severidad dijo: "Os ofrezco la paz, pero con una condición: cada nueve años Atenas enviará siete muchachos y siete doncellas a Creta para que paguen con su vida la muerte de mi hijo". Aquellos jóvenes serían arrojados al Minotauro para que los devorara.

Los atenienses no tuvieron más remedio que aceptar aunque con una única reserva: que si uno de los jóvenes conseguía matar al Minotauro y salir del laberinto (cosa poco menos que imposible) no sólo salvaría su vida, sino también la de sus compañeros, y Atenas sería eximida de dicha condena.


Dos veces pagaron los atenienses el trágico tributo. Se acercaban ya el día en que por tercera vez la nave de velas negras, signo de luto, iba a surcar la mar. Entones, Teseo, hijo único del rey de Atenas, Egeo, ofreció su vida por la salvación de la ciudad. El Rey y su hijo convinieron en que si a Teseo le favorecía la suerte, el navío que los devolviera al país enarbolaría velas blancas.

La prisión en Creta, donde Teseo y los otros jóvenes fueron alojados como prisioneros, lindaba con el parque por donde las hijas del Rey Minos, Ariadna y Fedra, solían pasear. Un día el carcelero avisó a Teseo que alguien quería hablarle. Al salir, el joven se encontró con Ariadna, quien subyugada por la belleza y la valentía del joven decidió ayudarle a matar al Minotauro a escondidas de su padre. "Toma este ovillo de hilo y cuando entres en el Laberinto ata el extremo del hilo a la entrada y ve deshaciendo el ovillo poco a poco. Así tendrás una guía que te permitirá encontrar la salida". Le dio también una espada mágica.

A la mañana siguiente, el príncipe fue conducido al Laberinto, tomó el ovillo, ató el extremo del hilo al muro y fue desenrollándolo a medida que avanzaba por los corredores. Tras mucho caminar penetró en una gran sala y se encontró frente al temible Minotauro que, bramando de furor, se lanzó contra el joven. El Minotauro era tan espantoso que Teseo estuvo a punto de desfallecer pero consiguió vencerle con la espada mágica. Le bastó luego seguir el hilo de Ariadna en sentido inverso y pronto pudo atravesar la puerta de salida.

Teseo salvó su vida, la de sus compañeros y liberó a su ciudad de tan horrible condena. Dispuestos ya a reembarcar, Teseo llevó a bordo en secreto a Ariadna y también a Fedra, quien no quiso abandonar a su hermana mayor.

Durante el viaje y tras una feroz tormenta tuvieron que refugiarse en la isla de Naxos. Vuelta la calma emprendieron el retorno. Pero Ariadna no aparecía. La buscaron, la llamaron, pero fue en vano. Finalmente abandonaron su búsqueda y se hicieron a la mar.

Habían zarpado cuando Ariadna despertó en el bosque después de caer extenuada por el cansancio. De pronto, y rodeada por una monumental ceremonia, se le apareció el joven más bello que nunca antes hubiera visto. Era Dionisios, dios del vino, quien le ofreció casamiento y hacerla inmortal. La joven aceptó ya que se vio abandonada y traicionada por Teseo, y después de un viaje triunfal por la Tierra, el dios la llevó a su morada eterna.


En tanto, en Atenas, cundía la tristeza. El anciano rey iba todos los días a la orilla del mar esperando ver a su hijo retornar. Al fin el barco apareció en el horizonte. Pero traía las velas negras y el anciano desesperó. Y es que Teseo, abatido por la desaparición de Ariadna, había olvidado izar las velas blancas, signo de su victoria. Loco de dolor el rey Egeo se arrojó al mar que desde entonces lleva su nombre.

Pasó el tiempo y los atenienses reunidos en asamblea ofrecieron la corona a Teseo, quien se casó luego con Fedra y reinó por largos años
.

Esa es la leyenda, y ya veis que al final, el que no se consuela es porque no quiere... o porque no tiene cerca a la hermana pequeña de su ex-amor ;-)

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Amor, oxitocina... y chocolate


(Artículo publicado por Jordi Montaner en la revista Consumer el 22 de noviembre de 2006)

"La liberación de oxitocina durante el parto y después del orgasmo ejerce un extraordinario bloqueo del estrés y nos llena de ternura.

Podemos pensar como románticos, pero sentimos como seres vivos. El enamoramiento parte de un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral y se proyecta al sistema endocrino. Las feromonas, potenciadas por sutiles mezclas de perfumes, acaban excitando nuestras pasiones más mundanas hasta que, consumado el orgasmo, aparece la oxitocina; con ella, esa profunda conciencia de pertenencia al otro y que, desde tiempos inmemoriales, hemos bautizado con la palabra "amor".

Tal vez sea la más noble de nuestras hormonas, la más privilegiada. El organismo humano la segrega tras el orgasmo y el parto y, cuando cosquillea por nuestras venas, quedamos convertidos en juguetes arrebatados de ternura. La oxitocina se descubrió en 1953 y se la relacionó por aquel entonces con los patrones sexuales y de afecto. La consigna hippy de "haz el amor y no la guerra" no era, pues, tan ingenua como parece, puesto que un ejercicio sexual regular predispone nuestros cuerpos hormonados más al amor que al odio.

Todo flechazo filtra un cierto veneno en nuestra piel. Una persona en particular se convierte de buenas a primeras en el centro de toda atención. Las feromonas, sustancias volátiles que cada persona desprende de manera invisible, alteran la propia química y desencadenan respuestas fisiológicas tales como la secreción de fluidos lubricantes, la dilatación o la erección sexual. En esta fase se experimentan reacciones de excitación y deseo que perturban la razón. Un rostro, un peinado, un determinado vestido, una postura, una determinada forma de hablar o de reír nos parecen la cosa más fascinante del mundo y no tenemos sentidos para nada más. La magia, sin embargo, es tan invisible como cierta. Estimulada por las feromonas, la feniletilamina instruye la producción masiva de dopamina o norepidefrina, anfetaminas cerebrales que producen una sensación de excitación, de aumento del ritmo y la presión cardíaca.

El buen humor, la risa y los pensamientos positivos estimulan, en cierta medida, una liberación de oxitocina

La respiración se acelera y un sudor casi imperceptible se pronuncia en axilas e ingles. El mismo cerebro reclama un cierto control y, entonces, empezamos a segregar endorfinas y encefalinas que permiten una sensación de paz, calma y seguridad, a la vez que estimulan toda suerte de fantasías. En un artículo de científicos italianos de la Universidad de Pavía se señala que habían demostrado cuan inestable es esta situación de enamoramiento, que nos hace dormir poco, comer menos y pensar constantemente en la otra persona hasta culminar el proceso, en el mejor de los casos, que no frecuente, con una relación sexual. Entonces, la oxitocina liberada durante el orgasmo acaba por poner las cosas en su sitio.

La oxitocina es una hormona de función estimulante. Su liberación durante el orgasmo acaba ejerciendo un sensacional bloqueo del estrés. Se trata de un neuropéptido sintetizado por células nerviosas en el núcleo paraventricular del hipotálamo para ser transportada de inmediato a la neurohipófisis, desde donde aborda el torrente sanguíneo. La misma oxitocina que en el parto causa que la leche suba a los senos de la madre, estimula en el recién nacido la succión refleja del pezón. También estimula los genitales y la distensión del cuello uterino, fenómeno denominado: reflejo de Ferguson.

En el transcurso del orgasmo, la oxitocina estimula la circulación del esperma y la contracción de la musculatura pelviana femenina con el doble fin de causar placer y asegurar la reproducción. Cuando en 1953 el estadounidense Vincent Du Vigneaud puso el nombre de oxitocina a un péptido corto que contenía 9 grupos de aminoácidos y un puente tiosulfuro entre dos mitades de cistina en posiciones 1 y 6, probó también a sintetizar dicha sustancia, por lo que obtuvo, dos años más tarde, el premio Nobel de Medicina.

El equipo de Ernest Fehr, de la Universidad de Zurich, Suiza, ha profundizado en los efectos de la oxitocina sobre el comportamiento, llegando a la conclusión de que niveles elevados de oxitocina en la sangre mejoran la capacidad de los individuos para confiar en otras personas. La oxitocina es capaz de promover la actividad social y ayuda a superar el temor a la traición. Fehr asegura que vivimos en un entorno social en el que la felicidad se impone sin que seamos capaces de producir suficiente oxitocina de forma natural.

Los investigadores helvéticos, no obstante, han descubierto que el buen humor y la risa, junto a los pensamientos positivos, estimulan en cierta medida una liberación de oxitocina suficiente para conseguir un clima de confianza en relación con los demás. Como actividades proclives a la química hormonal de la oxitocina, los científicos aconsejan huir de la crítica sistemática, fomentar un clima agradable en torno a las personas con las que se convive, exhibir valores sociales como la tolerancia, el respeto o el agradecimiento, desarrollar la empatía, reír y disfrutar de la vida.

En Escocia, en cambio, investigadores de la Universidad de Edimburgo han investigado con ratones a fin de averiguar qué ocurre con la oxitocina tras su liberación en el transcurso del orgasmo. A las 48 horas del orgasmo los niveles de oxitocina permanecen todavía con valores elevados y los ratones se muestran sumamente fieles y apegados, unidos como en un vínculo de por vida... Pero al cabo de unos meses o un año de separación, con niveles sensiblemente más bajos, pierden todo respeto hacia la fidelidad de pareja.

¿Puede una caja de bombones conseguir la misma oxitocina derivada de un orgasmo satisfactorio? Para lamento de los románticos, todo apunta a que sí... En la Universidad de Pittsburgh, los farmacólogos Janet Amico y Regis Vollmer han averiguado que la oxitocina está también detrás de la adicción a dulces, golosinas y chocolate. Empleando de nuevo ratas de laboratorio, ambos farmacólogos descubrieron que los animales con menor tasa de oxitocina en la sangre desarrollaban un apetito especial por las dietas ricas en glucosa y, mediante su consumo, reproducían las conductas maternales propias de animales con un buen nivel de oxitocina, y sin necesidad de tomar parte en actos sexuales.

Lo malo, apuntan los investigadores, es que la saciedad se pierde y los animales quedan enganchados en una dependencia permanente de dulces. No es ningún secreto tampoco que el chocolate, alimento rico en feniletilamina, ayuda a suplir las carencias de oxitocina debidas a una abstinencia sexual, o que un ejercicio físico regular permite liberaciones de adrenalina y serotonina que disimulan lo que en verdad falta. Amico y Vollmer no han extrapolado todavía su experimento con animal a las pruebas con humanos, pero advierten ya del peligro de que niveles anormales e indetectados de oxitocina estén detrás de muchos síndromes metabólicos y obesidades".

Así es que come chocolate... pero no olvides que lo bueno está en compartir ese chocolate... y todo lo demás, con la persona que amas.

martes, 16 de diciembre de 2008

El mundo en el que vivimos


He tenido que dar una charla ante estudiantes sobre salud, hábitos saludables de alimentación, enfermedad y terapias, todo ello desde el punto de vista del primer mundo en el que vivimos y el contraste con el tercer mundo... del que solemos oír hablar en los informativos, y del que no hacemos mucho caso.

Pero es demoledor comparar cifras, estadísticas, estudios, proyecciones de futuro... mientras nosotros nos perdemos en discusiones sobre el calentamiento global, la fragancia que vamos a regalar estas navidades o el capricho que nos vamos a permitir a pesar de la crisis.

¿Crisis? ¿Cambio climático? ¿Protocolo de Kioto? ¿Dietas de adelgazamiento?... pero ¿de qué hablan estos absurdos hombres blancos?

Cito algunos de los datos que tuve que recopilar para la conferencia. Son relativos a la sanidad y las condiciones de vida en los países de bajo desarrollo:

  • 1000 millones de personas viven en la pobreza extrema.
  • 800 millones tienen una alimentación insuficiente.
  • El 25% de los niños del tercer mundo sufre malnutrición.
  • 11 millones de niños menores de 5 años mueren al año por enfermedades que se pueden prevenir.
  • Medio millón de mujeres mueren al año durante el parto.
  • Los progresos contra el Sida y otras enfermedades infecciosas son prácticamente nulos.
  • Millones de personas no tiene acceso al agua potable.
  • Millones de personas carecen de los servicios básicos de salud.
  • Hay enfermedades que “no es rentable” investigar. Los posibles compradores de los fármacos no tienen dinero para ello.
  • El 85% de la humanidad no puede pagar los fármacos que necesita.
  • Los países pobres carecen de estructuras sanitarias para conservar y repartir los medicamentos.
  • La ayuda internacional se muestra insuficiente para paliar esta situación.
  • La falta de agua potable, alimentos y medicamentos conlleva morir por enfermedades de fácil cura.
  • La falta de personal sanitario con formación adecuada es clave en esta situación.
  • Las patentes de muchos medicamentos impiden la fabricación barata de esos recursos.
  • El choque cultural y el apego a determinadas creencias o medicinas alternativas por parte de determinadas culturas conlleva el rechazo de tratamientos que podrían curarles.
Todo esto unido a un dato "esperanzador" y escalofriante: la esperanza de vida en el mundo a lo largo del siglo XX ha pasado de ser menor de 40 años a cerca de los 80.

Pero como todo dato estadístico, puede ser muy engañoso. En el primer mundo: Norteamérica, Europa, Australia y Japón se supera esa cifra de los 80 años.

Sin embargo, en la mayor parte de África no se llega los 45 años de vida media.

En fin, que en este primer mundo en el que vivimos se enferma y se muere de sobrealimentación y de abundancia y en ese otro, al que damos la espalda constantemente, el abandono, el hambre, la miseria, la explotación de sus recursos naturales, son los compañeros del día a día.

Y a esos les decimos que no contaminen, que estamos agotando los recursos del planeta, que tienen que reciclar...

Para eso sí, para eso sí los incluimos dentro de los que tienen que arrimar el hombro.

Después de la conferencia y el debate, me quisieron invitar a un café que tuve que rechazar, porque entonces, al igual que en este momento, se me quedó un muy mal cuerpo.

sábado, 13 de diciembre de 2008

E pur si muove


Ayer, día 12, y hoy 13 podemos ver, si el tiempo lo permite, una Luna llena especialmente grande y especialmente brillante.

Ocurre aproximadamente cada 15 años, debido a que la órbita de la Luna alrededor de la Tierra no es circular y en este momento se encuentra a la distancia mínima de nosotros.

Esa distancia se ha reducido en 28.000 km con respecto a la situación normal, con lo que provoca que la apariencia sea un 15% más grande y un 30% mayor su brillo.

Además está el efecto óptico de que cuando la Luna aparece cerca del horizonte, con montes, edificios o árboles, nuestros ojos nos "engañan" y todavía la percibimos de tamaño mayor.

Yo ayer lo intenté sin éxito y ahora mismo, en el sitio en el que me encuentro, está nevando, con lo que me voy a perder el espectáculo.

Pero todavía hay esperanza. El mes que viene, concretamente el día 10 de enero, volveremos a tener Luna llena y con unas características parecidas a las que he descrito para este momento. Y si nos perdemos la puesta en escena de enero... me temo que tendremos que esperar hasta el 2016, cuando será tan brillante... aunque no tan grande.

Pero siempre nos quedará el consuelo de ver, hacia el sur, cualquier noche despejada, los dos planetas que brillan de forma especial en estos días: Venus en todo su esplendor y Júpiter que poco a poco va perdiendo protagonismo en el cielo, aunque todavía con unos buenos prismáticos es posible ver algunas de sus lunas, sí esas que a Galileo le llevaron a defender que era la Tierra la que se movía al rededor del Sol y no al revés y por lo cual fue juzgado por hereje, condenado y tuvo que retractarse públicamente ante el tribunal de la Santa (?) Inquisición para salvar la vida. "E pur si muove"

martes, 9 de diciembre de 2008

Una de armarios


La mamá de Scott se metió en al armario para demostrarle que allí dentro no había nada a lo que tenerle miedo... ¡pero ella nunca salió!

¿A qué huele un armario con o sin mamá de Scott?

Los de ahora a cualquier cosa, pero los de antes a naftalina.

La naftalina se empleaba generosamente en forma de bolas para que las polillas no hicieran de las suyas con los tejidos de lana y algodón, pero el "aroma" que dejaba en la ropa era penetrante, molesto y hasta tóxico.

Con la revolución y la evolución de los tiempos, en cualquier supermercado tienes un montón de productos, saquitos, frascos, pastillas... que hacen un efecto parecido a la naftalina de toda la vida, pero sin su olor delatador.

Algunos de estos productos, desde el punto de vista toxicológico, son peores, especialmente los que utilizan paradiclorobenceno.

Hay alternativas más naturales, aunque no sé hasta qué punto igual de efectivas. La lavanda es una de ellas y el uso de madera de cedro rojo otra.

En cualquier caso y con el tiempo que usamos la ropa, que de una temporada a otra se queda "demodé", no sé si, de temporada en temporada, a las polillas les da como para zamparse todo el vestuario... y ya de paso, también a la mamá de Scott.

sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Qué decir?


Cristales machacados, alud de nieve, tormento, dolor insoportable, llanto desconsolado, nausea recurrente, pinchazos insoportables, punzadas hirientes, estómago revuelto, mareo, tristeza, abandono, desasosiego, peso insoportable, derrota, humillación, afrenta, insulto, burla, escarnio, hundimiento, ahogo, abandono, desprecio, menosprecio, ignorancia, ninguneo, ignominia, nimiedad, herida sangrante, asfixia... muerte...

domingo, 26 de octubre de 2008

Cuidado con el perro


Va a acabar el mes y yo sin ganas de escribir nada.

Los días van pasando. Las semanas también y me voy encontrando peor.

No sé, creo que algo extraordinario tiene que pasar en mi vida o mi vida dejará de ser algo extraordinario que merezca la pena cultivar, mimar y vivir.

Volveré. Sí, volveré a este espacio que creé con mimo, como refugio alternativo para poder expresarme, para poder recordar las cosas que me han ido pasando, para recuperar retazos de la niñez, estrellas de la adolescencia y certezas de la madurez.

Pero para todo eso se necesita un equilibrio, un punto estable desde el que poder hilvanar los puntos que unan y, de momento eso parece una quimera.

Espero estar aquí pronto... muy pronto.

domingo, 28 de septiembre de 2008

Apaga la luz


Hacía tiempo que no escribía nada. Hacía tiempo que no tenía ganas de nada.

No he estado aquí... tampoco allí. Realmente no he estado en ninguna parte.

Ahora tampoco lo estoy.

Tengo pocas ganas de nada. Ni de escribir, ni de leer, ni de hacer, ni de pensar... ni de vivir.

Veo un horizonte negro, un día a día plomizo, un sin fin de situaciones cotidianas que no me importan, un futuro que no es futuro, que es más de lo mismo.

Tengo que darme un tiempo, un margen para pensar, un espacio para decidir, un contexto para situarme, unas ilusiones por las que levantarme, unas personas en las que creer.

Y es que las de ayer ya no me sirven, ni lo pueden hacer en el futuro. Su desprestigio, su bofetada, su egoísmo, su juego sucio ha quedado en evidencia. Se han caído frente a mí... y con ellas se han caído las barras de seguridad a las que me asía.

Demasiado previsible dirán unos, demasiado difícil dirían otros. Demasiado duro digo yo.

Aquí vendré cuando pueda, cuando quiera. Aquí vendré entre perfumes, estrellas y recuerdos de antaño.

Y de antaño será todo esto que cuento ahora dentro de un tiempo.

Y cuando así lo vea, espero recordarlo sin el dolor que me atenaza, que me angustia y que me inmoviliza.

De momento espero... tengo que dar tiempo al tiempo, aunque he descubierto algo importante. Y eso me hunde por momentos, pero me impulsa hacia adelante con una fuerza mayor.

La próxima vez que vuelva por aquí quiero contar olores y sensaciones. Estamos en otoño y los bosques huelen a humedad, a setas, a humo de las chimeneas de las casas que hay en sus lindes y a ese acomodarse de la naturaleza para los fríos y nieves que se avecinan.

Tengo ese artículo pendiente. Lo prometo.

domingo, 7 de septiembre de 2008

Viaje sin retorno


Hay viajes para los que sobra el equipaje. Hay viajes para los que no existe el billete de vuelta.

Esos viajes tienen lugar a diferentes edades de las personas. Y en todos hay una pérdida irreparable.

En unos se pierde la niñez, en otros la inocencia, en otros la confianza, en otros al ser querido... en otros las ganas de vivir.

La chica de nuestra foto camina con dos maletas en un día de lluvia, sin abrigarse, con una mirada triste y perdiendo de su maleta muchos de los iconos y seres a los que les insufló su aliento vital y a los que se agarró durante años buscando la seguridad.

Algo muy importante le ha tenido que pasar. Algo que marcará su vida de aquí en adelante. Igual ha descubierto que la seguridad no existe.

Muchos, o todos, hemos pasado por esa situación y lo que se nos desangra del equipaje que llevamos, también se lleva una parte importante y vital de nosotros.

¿Tienen que ser las cosas siempre así?

jueves, 4 de septiembre de 2008

La tranquilidad se acaba


Los días de verano, de tardes largas, de perder el tiempo entre el calor de la tarde y el frescor del atardecer... tocan a su fin.

Es tiempo de cambios, de volver a la dinámica habitual del año y de añorar los días pasados.

domingo, 31 de agosto de 2008

La química


Ayer estuve en la playa. Fue un día precioso. No hacía mucho calor, no había mucha gente, el mar estaba bravo y un olor agradable, relajante y placentero llenaba el espacio cada cierto tiempo.

Estar al lado del mar con fuerte oleaje es una garantía de que en ese entorno se producen muchos iones negativos.

Los iones negativos son fundamentales para el equilibrio eléctrico de nuestro organismo.

En esos entornos (también cuando hay una fuerte tormenta con rayos) normalmente sentimos un estado de bienestar debido a la neutralización de las cargas positivas que vamos generando con nuestras actividades y se van quedando en la periferia de nuestro cuerpo.

Pero ayer había un plus en el ambiente.

Parte de los aromas los daba un alga, de color rojizo, llamada gelidium, que en la costa cantábrica se recoge porque llega abundantemente a las playas arrastradas por las olas.

De esta alga se extrae, entre otras cosas, yodo y ese es el componente que, con su fuerte olor, impregna el ambiente.

¡Qué día de playa más agradable! ¡Qué tranquilidad y sosiego alcancé tumbado en la arena! ¡Qué rato de felicidad tan barato y tan al alcance de la mano!

Lástima que luego, al volver al hogar, las cosas fueran más duras y la realidad superase a los malos sueños, a esas pesadillas que a veces tenemos dormidos... pero también despiertos.

Son cosas que pasan en un día de finales de agosto, de finales de las vacaciones y que demuestran que la química de los aromas, de los olores, de las sensaciones, es mucho más fiable y amable que la "química" de algunas personas.

domingo, 10 de agosto de 2008

Va de estrellas...


...fugaces.

La noche del 11 y la del 12 de agosto son las mejores para observar un fenómeno que se repite todos los años: la lluvia de estrellas.

Es un fenómeno que cada año defrauda porque se crean muchas expectativas y luego la realidad es más humilde que la que nos cuentas los medios de comunicación.

Técnicamente se denomina las Perseidas y se producen porque la Tierra atraviesa una zona del espacio por la que pasó un cometa, el 109P/Swift Tuttle, y su cola dejó abundantes partículas que son las que entran en la atmósfera a gran velocidad y se queman produciendo la estela de luz.

Si quieres más información sobre las Perseidas pincha aquí, y si quieres más información sobere el 109P pincha aquí.

Como cosa curiosa, el Swift-Tuttle es uno de los cometas candidatos a impactar con la Tierra, así es que algún año de los próximos milenios la lluvia de estrellas puede acabar en megachaparrón.

Aunque el tiempo parece que no va a acompañar mucho por el norte de la península, intentad mirar a media noche al este y, si véis alguna estrella fugaz, pedid un deseo.

Es mera suprestición pensar que por eso se va a cumplir... ¡pero es bonito pensarlo!

Autopistas


He estado de vacaciones. Y parte de esos días he tenido que viajar por distintas autopistas.

El viaje por alguna de ellas ha sido un placer porque durante kilómetros y kilómetros la mediana de la autopista estaba repleta de retama.

De la retama, planta arbustiva, hay diversas variedades, pero la que predomina por las autopistas es la retama de flor amarilla y olor dulzón y penetrante. Son arbustos en los que escasea la hoja y abunda la flor

A mi me gusta mucho ese olor. Es dulzón, pero no como el que describí del jazmín, que llega a empalagar y molestar.

El olor de la retama es más sutil, más tenue, aunque igual es porque se circula a bastante velocidad y se atenúa su intensidad.

En cualquier caso ha sido un placer bajar la ventanilla, soportar el mayor ruido y calor del ambiente y dejarse conquistar por tan exquisito aroma.

miércoles, 23 de julio de 2008

El calor


Es verano y que haga calor toca. Es lo suyo.

Hoy anunciaban el día más caluroso del verano. Y las televisiones, con ese afán de magnificar lo ya grande, de resaltar lo ya saltón, de reinventar lo ya inventado, han dado la murga, raca, raca, raca, sobre el calor que hacía, iba a hacer y, entrevista tras entrevista, han dejado claro que era insoportable. Vamos, como si esto no hubiera ocurrido nunca jamás.

No he oído nada de eso de que "el cambio climático"... y ya es raro, porque es otro de los tópicos de las noticias que sirve para cualquier estación o cualquier agujero (no, de la capa de ozono, no)... de la parrilla de emisión.

Pero yo a lo mío, que ni sufro ni padezco por cómo se encuentra el sector audiovisual. Mi economía no da para invertir en esos medios. Bastante tengo con vivir sin muchas apreturas y echando una mano a familiares necesitados.

Decía que yo a lo mío porque quería comentar el olor de esta tarde-noche.

Aquí sí ha hecho calor, pero no más que otros días de julio o agosto. Vivo en una ciudad del norte y eso siempre marca una línea divisoria entre lo que es pasar calor y hacer un día caluroso.

Como muchos de esos días de verano en los que durante las horas de sol hace calor y bochorno (viento cálido del sur), se van formando nubes de desarrollo vertical que acaban en rayos, truenos y chaparrones durante la tarde-noche.

Y así está ahora la atmósfera por aquí.

Lo que pasa es que hay mucho relámpago, algún trueno lejano, tres gotas gordas... y se frena el espectáculo.

No obstante es suficiente para que, después de esas tres gotas gordas, el aire se impregne de un olor a tierra mojada, a yerba mojada, a paredes mojas... que a mí me gusta. Me gusta mucho.

Me gusta tanto como ese otro olor que describí en un artículo que se produce después de una fuerte tormenta y que se forma por la acción de los rayos sobre el oxígeno atmosférico, transformando éste en su forma alotrópica denominada ozono troposférico.

Me voy al balcón de mi casa a disfrutar de un aire un poco más fresco que el de la tarde y del espectáculo visual, sonoro... y olfativo de las tormentas de verano

viernes, 4 de julio de 2008

Hierba

Hoy me he despertado pronto. Estoy de vacaciones y no tengo prisa por levantarme, pero un ruido molesto y persistente me ha sacado de la somnolencia en la que plácidamente estás después de que ya algunas partes de tu cerebro han comenzado a funcionar, pero te resistes a que el resto tome ejemplo.

El ruido era el de la máquina cortacésped que manejaba el jardinero de mi urbanización.

No sé por qué tengo la sensación de que siempre corta la hierba los días que estoy en casa echando la siesta, viendo la tele con las ventanas abiertas o, como hoy, remoloneando en la cama en un día de mis vacaciones.

Pero el incidente ha tenido su premio.

Ayer llovió y, por tanto, la tierra está húmeda y el ambiente fresco. Y al cortar la hierba se ha disipado por todos los alrededores un maravilloso olor: el olor a "hierba recién cortada"

Es lo que tiene la humedad, que disuelve las moléculas aromáticas y las difunde por todo el ambiente.

Además, nuestras pituitarias son más sensibles y excitables por productos disueltos en agua o alcohol que en cualquier otro disolvente.

Por eso las colonias y los perfumes son disoluciones acuoso alcohólicas de los terpenos y aceites esenciales aromáticos.

Y yo a disfrutar del día, primero porque estoy de vacaciones, segundo por haber comenzado la mañana de forma tan agradable y tercero porque hoy hace un tiempo excelente. Un día luminoso y agradable.

lunes, 30 de junio de 2008

Estrellas


Tenía pendiente hablar de estrellas. Tanto perfume, tanto perfume... al final he arrinconado las estrellas casi al olvido.

Me gustan las estrellas como me gustan los perfumes, pero los perfumes de las cosas naturales, no los que se embotellan y se venden a precios astronómicos.

Para hablar de astronomía prefiero mirar al cielo.

El cielo nocturno ha fascinado a los humanos desde el principio de los tiempos. Mirando hacia arriba descubrimos lo pequeñitos que somos y la inmensidad del universo que habitamos.

El cielo y las estrellas que vemos en él han servido para montar religiones, hacer guerras, sustentar inquisidores, retar a la ciencia... e inspirar a poetas, amantes y fascinar a los niños.

El cielo de verano no es especialmente atractivo para ver estrellas muy brillantes o constelaciones emblemáticas como la de Orión, el mítico cazador heleno.

Muchas estrellas tienen nombres árabes ya que ellos estudiaron el firmamento mucho antes que cualquier otro pueblo, pero en el nombre de las constelaciones se llevan la palma los griegos, que dejaron marcado en el cielo el ir y venir de sus héroes, dioses y animales mitológicos.

Os dejo dos imágenes con el cielo nocturno de esta época del año (si pinchas sobre las imágenes las verás más grandes).


En la primera, mirando hacia el Norte, destaca el Triángulo de Verano con tres de las estrellas más brillantes del cielo de esta época: Vega, Deneb y Altair. También podremos ver las constelaciones de la Osa Mayor y la Osa Menor, en cuya punta destaca la estrella Polar. Más abajo está otra constelación fácil de identificar: Casiopea, con su forma en W, y un poquito más abajo de ésta encontramos el único objeto visible a simplevista que está fuera de nuestra galaxia. Se trata de la Galaxia de Andrómeda, que se ve como una zona borrosa, con poco brillo, pero que en realidad son millones y millones de estrellas que forman una galaxia similar a la nuestra, la Vía Láctea.

En la segunda, mirando hacia el Sur, tenemos a Arturo, de color rojizo y Antares, en la costelación del Escorpión y también de tono naranja. Hacia el sur-este vemos dos objetos brillantes que no titilan, son los planetas Júpiter y Plutón.

Y de este a oeste, cuando no hay luces que lo entorpezca, veremos la masa tenue de brillo de la Vía Láctea. Es nuestra galaxia o, más bien, uno de los brazos de la espiral en donde hay tantas estrellas y tan lejanas que dan la sensación de un líquido lechoso derramado sobre nuestras cabezas.

Espero que disfrutéis con el cielo y con la compañía, porque cuando se mira de noche a las estrellas se hace mejor en compañía.

sábado, 28 de junio de 2008

Junio


Bueno, se acabó el mes de junio. O casi.

Este mes me gusta mucho. Quizás es que siempre lo asocio al comienzo de las vacaciones, al comienzo de los días largos y luminosos, al comienzo de un tiempo distinto en el que espero hacer un montón de cosas... aunque luego, en septiembre, el balance no se aproxime a lo programado.

Desde hace unos años este tiempo es difícil para mi. Tal vez porque no puedo estar donde quiero, ni con la persona que quiero. Y, en estos meses, tengo mucho tiempo para rumiar y rumiar esta situación que me corroe por dentro.

Cada año pienso que ya falta menos, que ya hemos sobrevivido a la dura prueba de afrontar los 365 días.

Cada año pienso que todavía quedan otros en el camino para llegar a donde quiero y me entra la duda de si seré capaz, de si seremos capaces de sobrellevar la situación.

Esto no huele a nada y, quizás, ese es el desconcierto y la paradoja de mi situación. Sobre todo en un blog como éste, que iba a ir de olores, de perfumes y de estrellas.

Por cierto, ¿dónde están las estrellas?

viernes, 27 de junio de 2008

Tilos


Sí, es la época.

Todos los años al final de la primavera y principios de verano las avenidas de mi ciudad que tienen plantados tilos se trufan con un olor maravilloso, sutil, placentero...

La flor no es nada espectacular. Su perfume sí.

Es otro de los olores que llevo dentro de mi cerebro desde pequeño.

Cuando lo huelo sé que el verano ya es imparable. Marca esa frontera entre los días todavía lluviosos, todavía nublados, todavía fríos... con el calor sofocante de las tardes de verano.

Mi tierra es así. No tenemos prácticamente primavera. Pasamos de tener que poner la calefacción a no poder dormir por las noches.

Bueno, quizás exagero un poco con eso del calor. Sí que hace calor en las horas centrales del día, pero aquí se puede dormir por la noche.

Y, en esta época, lo más maravilloso es dejar la ventana abierta por la noche. Por ella entra un frescor muy agradable y, ahora, el perfume embriagador de los tilos en flor.

sábado, 31 de mayo de 2008

Lluvia


¡Vaya mes de mayo!. Hoy acaba y no sé si ha habido un solo día que no haya llovido o haya habido tormenta.

Me hace gracia cuando veo las noticias y salen los agricultores, viejecitos campesinos y señoras del medio rural diciendo que nunca en la vida habían visto llover así, o que vaya tamaño tenía el granizo que ha descargado por la tarde entre truenos, rayos y centellas... y es que el recuerdo humano tiene eso y los medios de comunicación lo explotan hasta la saciedad.

No sé si llueve más o menos que antes, o si graniza con más fuerza ahora que antaño, pero las televisiones y medios de comunicación se encargan de hacer cada noticia de éstas en única, en lo más de lo más y, de paso, hacen un flaco favor a la objetividad y a la serenidad que hace falta para valorar hasta qué punto hay o no cambio climático y en qué medida.

La lluvia de todos estos días me gusta. Todo está verdísimo y huele a tierra mojada, a "reino fungi"... y a mi es un aroma que me gusta.

Además, lluvia ahora significa un verano sin problemas de agua, con los campos verdes, con los arroyos de alta montaña vivos y alegres, con los pantanos rebosantes.

Y con todos los agoreros "Algorianos" mordiéndose los huevillos porque no pueden exgrimir eso de que "cuanto peor, mejor".

Brindemos con agua, como cuando era pequeño...

sábado, 24 de mayo de 2008

Jazmín


Estos días, en los que la primavera ya está muy avanzada, tengo en casa un intenso perfume a jazmín.

El aroma de esta flor no me gusta demasiado. Me parece en exceso empalagoso, y que tapa todo lo demás que puede haber a su lado.

Los especialistas definen el aroma del jazmín como floral, cálido, animal, especiado, frutal o licorado y es una flor muy usada en perfumería. Pero, lo dicho, a mi me produce una sensación de hartazgo y de saturación en cuanto lo percibo.

Pero, claro, no voy a decirle a mi vecina del jardín que arranque el jazmín porque me sube un aroma demasiado penetrante. Tendré que esperar a que su hermoso arbusto deje de tener tantas flores y, al igual que en un buen perfume, no sea la nota que destaque y tape a todas las demás.

¡Qué curioso!, igual que lo que pasa a veces con determinadas personas...

sábado, 10 de mayo de 2008

Perfume de mujer


Vuelvo a los perfumes, pero esta vez perfumes adultos, perfumes que se aprecian cuando se mezclan los olores personales y la picardía del deseo.

Hoy he abrazado a una mujer, una mujer que no me es indiferente, y he sentido como su perfume me embriagaba.

Olía a ella, a mujer, a hembra excitada, a esa fragancia que hace que me vuelva loco. ¡Que a gusto he estado!

Recuerdo que hace muchos años, cuando estaba estudiando en la universidad, había una chica que me gustaba. No demasiado, todo hay que decirlo, pero sí lo suficiente como para hacerle un poco más caso que a las demás.

Un día llegó al bar de la facultad, lugar en el que en determinados momentos del curso pasábamos más tiempo que en clase, y me levanté para darle dos besos de saludo.

Un aroma maravilloso me envolvió completamente.

Me quedé como lelo durante un rato, perplejo por esa sensación de cautividad de la que no podía librarme.

Creo que fue ella la que me preguntó a ver qué me pasaba. Balbucí una excusa y terminé diciéndole que me gustaba mucho como olía.

Mi compañera se rió y me dijo que era consecuencia del gel de baño que usaba: S3 de Legrain.

Ni que decir tiene que la siguiente vez que me tocó hacer la compra del piso de estudiantes en el que estaba, aparecí con un bote de kilo del maravilloso gel.

Y si. oye, sí que olía bien, pero...

Pero descubrí que el olor que me encantaba de mi amiga no solo se debía al bendito jabón, que había algo más que sin ella no se daba, y que eso era el perfume de mujer, esas feromonas que a determinados individuos nos trastornan y nos hacen respirar profundamente. Y que convierten en algo exótico y misterioso el perderse en el cuello de esa persona.

La mujer de la que hablaba al principio tiene esa cualidad, por lo menos para mi. Y la tranquilidad y bienestar que siento cuando aspiro su aroma es incomparable con cualquier otra.

¿Será el perfume de mujer?... ¿o será simplemente el amor?

jueves, 8 de mayo de 2008

In vino veritas


Hoy a la tarde tengo una actividad que me gusta. Me gusta mucho. Hoy voy a una cata de vinos.

El vino es uno de esos productos que cuando eres pequeño no te gustan. Tiene un sabor peculiar, ácido, con unos aromas y sensaciones en nariz de los que "hacen cosquillas" y un paladar que en muchas ocasiones "raspa" y está muy lejos de esos caramelos, chicles, gominolas, chupachús, gelatinas... con los que hacen su agosto las tiendas de chucherías.

Pero cómo cambian las cosas de mayor.

El vino es una de esas cosas que hacen que la vida se pueda disfrutar más y mejor. Es una bebida social, o sea, cuando más placer se saca de ella es cuando se comparte con otras personas. Endulza y suaviza el carácter, lógicamente si es bebido en su justa medida, sin excesos, porque entonces tiene el efecto contrario. Pero eso pasa con todo. Con la comida, la lujuria o las creencias, por poner unos ejemplos.

Con la comida y la lujuria es un excelente compañero de viaje. Con las creencias no tanto, ya que es mejor tener la mente abierta y predispuesta a experimentar nuevas sensaciones, sin marcos que las constriñan. Y esto vale para cualquier creencia, por supuesto.

Además, hoy hay una gran variedad de vinos maravillosos, distintos, con sus peculiaridades, en los que el enólogo o el productor ha dejado su impronta, su carácter, su personalidad. Todos distintos y todos admirables.

Yo disfruto mucho con este regalo de la naturaleza, y hoy voy a tener la oportunidad de hacerlo por doble partida: por los caldos a degustar y por la compañía de unos amigos con los que compartir tan grata velada.

Pero eso dentro de un rato, mientras tanto me quedan unas horas de trabajo. Respetemos los tiempos.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Días difíciles


Hoy no me encuentro muy bien de ánimo. Estos días, y hoy a la tarde también, he estado recopilando información, clasificando escritos, recordando sucesos, hilando pruebas... porque tengo que preparar un juicio que tengo contra la Administración.

La Administración es una maquinaria muy pesada, tiene todo el tiempo del mundo y todos los recursos habidos y por haber... pero no siempre tiene razón.

Tengo un juicio por una resolución injusta en mi contra y también en contra de otra gente que estaba junto a mi y me pesa hasta decir basta el daño que les han infringido. Me siento responsable, aunque ellos me liberen de tal carga... pero yo la llevo encima.

Es la lucha de David contra Goliat.

La Administración tendrá muchos recursos y mucho personal, pero lo que no tiene es la dignidad y la estima individual y personal y eso le lastra.

Yo sé que tengo razón, lo que no sé es si la jueza a la que le tocará dictar sentencia sobre mi recurso apreciará mis razones, mis pruebas, mis argumentos... y se pondrá de parte del más débil que soy yo.

Porque una cosa es tener razón y otra que te la den, y en temas legales, cuando vas a un juicio, eso siempre es una incógnita, ya que te pueden salir con aquello del artículo 9.

¿El artículo nueve?... ¡pero si no existe!

Pues precisamente, se inventa y es el que te quita a ti, sí triste mortal, la razón y se la da a los de siempre.

No obstante, al igual que David, yo tengo la onda bien preparada y el proyectil es contundente... Esperemos que también sea certero y efectivo.

martes, 6 de mayo de 2008

Marketing y fúmbol


Iba a escribir un artículo sobre el nivel intelectual de futbolistas y futboleros, pero me deprime tanto el tema, que casi solo lo rozo de pasada.

Esto viene a que el domingo, el lunes... y no sé cuántos días más, la noticia de cabecera de periódicos y televisiones es que el Madrid ha ganado la liga.

¿Noticia de primera plana? ¿Y tanto día? Hombre, por un lado deja en segundo plano el asunto del cambio climático y las teorías catastrofistas AlGorianas, que es cosa buena, pero por otro... joder!, qué desolación.

Pregunta: Habéis ganado la liga, ¿qué se siente?
Respuesta (tres jugadores del R. Madrid): ¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!

Pregunta: Pero, ¿estáis contentos?
Respuesta: lalalá, lalalá, lalalá... (u otra respuesta más obscena e insultante para personas y equipos contrarios)

En otros clubes que no les va tan bien, los aficionados les gritan a los jugadores en tono peyorativo eso de ¡mercenarios, mercenarios, que sois unos mercenarios, que no sentís los colores!

Anda, pues claro. ¿O se piensan que los portugueses, brasileños, holandeses, argentinos, rumanos.... un buen día vieron la luz como el apóstol S. Pablo, y emigraron a esa u otra ciudad a jugar gratis por amor a los colores de un equipo?.... Equipo, que por cierto, es una sociedad anónima, y sus jugadores son trabajadores multimillonarios. Vamos, que la gente no se aclara ni con doble programa de centrifugado.

Y eso otro de: "¡Tenemos que salir a morir!" Pues vale, se encargan unos féretros y a correr.

O lo otro de "solo nos vale ganar o ganar". Pues nada, majete, cómprate un juego de bingo, y juega tú solo, de lo contrario puede que ganes, empates o pierdas.

Y aquello de vamos a rendir el 200%. Ufff, esos no aprobaron ni 3º de la ESO donde se estudia el rendimiento de las máquinas... que por supuesto, como habrás intuido, no puede ser mayor del 100%. Para llorar.

Y la gracia de "Vamos a hacer historia". Pues claro, porque la historia se hace se gane, se pierda o se salga por piernas.

En fin, que el mundo del fútbol es el de la simpleza elevada al cubo. Y ya se sabe, la vida es simple para los simples.

Antes era aquello de "pan y circo" y ahora "marketing y fúmbol"... con la bufandita, el gorro, la camiseta oficial de marca, hasta arriba de pacharán y el repertorio de insultos para el árbitro y jugadores, propios o contrarios, bien a mano.

domingo, 4 de mayo de 2008

Ya eres adulto


Cuando eres pequeño muy mal tienen que irte las cosas para que tengas una visión negativa del mundo y de las personas.

Cada estímulo exterior abre zonas de tu mente que te sorprenden y quieres cultivar. Todo se queda grabado, todo sirve para pensar en positivo, todo te impele hacia adelante.

Pero cómo cambian las cosas cuando vas creciendo. Cuando vas paladeando el regusto amargo de la traición, la pesadez del fracaso, lo cortante del desamor, la losa de la indiferencia, la tristeza de un día igual que el anterior y que el anterior y que el anterior...

¡Enhorabuena, ya eres adulto!

Yo soy adulto. Empecé este blog hablando de recuerdos infantiles tal vez por explicar el título del mismo "El perfume de la magnolia", y seguí hablando de otros perfumes porque el primero me llevó al segundo, y éste al tercero... y así podía haber seguido.

Sin embargo hoy tenía ganas de hablar de esta dureza que llevo dentro, que me pesa, que me lastra y que es fruto de haber crecido, de haber apostado, de haber amado... y de haber perdido.

Aunque mientras hay vida, hay esperanza, y yo no tengo previsto dejar este mundo en las próximas fechas.

viernes, 2 de mayo de 2008

Ozono troposférico


Estos días que estoy evocando sensaciones y pinceladas de mi vida infantil se me están abriendo recuerdos en los que no reparaba desde hace un montón de años.

Uno de ellos es que a mi madre le daban mucho miedo las tormentas. En cuanto oía un trueno, o el cielo se nublaba de esa forma tan especial cuando va a haber una tormenta de verano, cerraba ventanas, bajaba persianas y se refugiaba en el cuarto más recóndito de la casa a rezar a su dios, que por aquel entonces también era el mío.

Yo procuraba escaparme de su lado e ir a algún sitio desde donde viese el espectáculo de los rayos, los truenos y la lluvia que se derramaba generosamente.

Siempre me ha gustado esa puesta en escena de la naturaleza, y en mi actual casa tengo un gran ventanal orientado al sur, desde el que, sentado en el sofá, da gusto ver la fuerza de la tormenta.

A mi madre si la siento ahí se muere del susto con el primer rayo, y tampoco es eso.

Junto a las tormentas había otra cosa que a mi me seducía. Ahora ya casi no se aprecia, pero en aquella época en la que era un niño, cuando no había tanto cemento ni asfalto, cuando la ciudad no se había extendido como una mancha de aceite cubriéndolo todo, después de una tormenta había un extraordinario olor a tierra mojada y un persistente perfume que yo decía que era "el perfume de la tormenta".

Aquel perfume, como otros que ya he mencionado y otros más que mencionaré, lo tengo grabado muy profundamente en mi mente y me gustaba mucho.

Muchos años después, viajando por la autopista, paré en un área de servicio para estirar las piernas e ir al baño.

En cuanto entré en los baños los truenos y los relámpagos saltaron de neurona en neurona dentro de mi cabeza. Ahí estaba el "perfume de la tormenta", lo que pasa es que era mediodía, estaba despejado y aquello no era un descampado, sino un lugar tan mundano como los servicios de caballeros de la autopista.

Me moví intentando localizar de dónde salía aquel olor. No sé si alguien me vio, pero ya casi nada llama la atención, por lo que un bicho raro más o menos, ni es noticia, ni merece más consideración que una mirada piadosa.

Localicé un aparato que ponía "Ozonizador" y que servía para desinfectar el ambiente y eliminar otros olores mas pedestres.

Me hizo gracia, a la vez que mi recuerdo sobre aquel olor quedaba un tanto devaluado. Pero sí, efectivamente, las descargas eléctricas de las tormentas hacen que se forme ozono, que era aquel aroma intenso que se superponía al olor a tierra mojada.

Desde entonces, cuando entro a unos servicios públicos, un relámpago recorre mi retina. El que huela a tormenta depende ya de que la empresa de mantenimiento de las instalaciones haya instado un chisme de esos.

jueves, 1 de mayo de 2008

Almíbar


También era pequeño cuando, sobre todo en verano, iba a pasear con mi madre y mi tía por las afueras de mi ciudad.

Había una cuesta por donde pasaban los escasos coches que circulaban por aquellas fechas y que tenía a ambos lados de la calzada unas hileras de majestuosos castaños de indias.

Siempre me ha gustado ese árbol. Es de un magnífico porte, con un tupido follaje y con unas inflorescencias que, en primavera, lo adornan con multitud de copos blancos.

A la vera de aquellos árboles que, por cierto, todavía existen, había unas cuantas fábricas diseminadas y entre ellas una que me llamaba poderosamente la atención.

No me interesaba por lo grande que pudiera ser o porque su imagen fuese singular. De hecho yo ni la miraba, pero su influencia sobre mí era notable.

La fábrica se dedicaba a las conservas de frutas, melocotón mayoritariamente, y lo que me llamaba poderosamente la atención era el intenso aroma a almíbar que diseminaba por todos los alrededores.

Sí, otra vez los olores, la sensación embriagadora de que algo penetra en tí, satura tus sentidos y deja una señal que más tarde, años después, reconocerás sin dudar.

Me gustaba que me llevaran por ahí y, si me daban oportunidad de decir a dónde quería ir, yo expresaba con cara de chiquillo travieso: "¡Vamos a la cuesta del almíbar!"

miércoles, 30 de abril de 2008

Perfume y misterio


Habíamos ido allí más veces, pero en esta ocasión era verano. Era una de esas noches cálidas de julio, en las que la temperatura baja poco y todavía se puede palpar el calor agobiante de una tarde excesivamente soleada.

Yo estaba con mis padres y con unos vecinos. No recuerdo porqué fuimos a aquella plaza, pero lo que sí tengo grabado es que, nada más llegar, un perfume me rodeó, me embriagó y me llamó poderosamente la atención.

Yo era pequeño y nunca había reparado en aquellos árboles. Los árboles eran grandes, con ramas enormes y en ellas, aquí y allá, se balanceaban unas flores grandes, blancas, abiertas impúdicamente a los ojos que quisiesen reparar en ellas.

Y cuando logré salir del echizo de aquel aroma le pregunté a mi padre a ver qué flores eran, cómo se llamaban aquellos árboles, por qué olían tan bien.

Y él me contesto: "Es el perfume de la magnolia".

Volví a levantar la vista hacia las copas de los árboles y, en ese momento, una estrella fugaz cruzo el cielo.

Desde entonces me acompañan en mi vida estrellas y magnolias.

Perfume y misterio.