Es curioso cuántas barbaridades se mantienen y se perpetúan en nombre de la "tradición". Parece que la sola mención de dicha palabra fuese el salvoconducto, la patente de corso, para no poder ejercer una oposición racional y razonada del por qué casi todo lo que se ampara bajo ese término es rancio, soso, está de vuelta y lo más sensato sería olvidarnos de ello.
En nombre de la tradición se tortura animales para nuestra diversión (corridas de toros), se despilfarran toneladas de tomates, harina, huevos... en fiestas de pueblos cuando, salvo esos días tan "tradicionales", se nos llena la boca de palabras en favor del hambre en el tercer mundo y el consumo racional y sin excesos. Se tiran litros y litros de cava, vino, agua... mientras otros semejantes a nosotros mueren de la sed y de las sequías más extremas.
En nombre de la tradición se mata a miles y miles de corderos para celebrar la pascua, o cualquier otra animalada, valga la redundancia, de cualquier religión o secta, que es lo mismo.
En nombre a la tradición se circuncida, se hacen ablaciones de clítoris y se perpetúa la dominación de una clase sobre otra o de un género sobre el otro.
Y en nombre de la tradición, o la religión, que es lo mismo, se mata, se extermina y se tortura con saña a los que piensan distinto o intentan apartarse de tan nefasta influencia.
Por no hablar de las tradiciones, propias o importadas, tan fomentadas y publicitadas por las empresas, comercios, y otros gremios en general: navidades, san valentines, halloweenes, amigos invisibles, despedidas de solteros y solteras, carnavales, días de la madre o del padre... o, en estas fechas las malditas 12 uvas.
Evolución, Cultura, Civilización, Razón... ¿dónde estáis?
¿De verdad vamos hacia algún lado como especie? o somos ese virus que la propia naturaleza ha permitido desarrollarse y que ahora tiene que librarse de él a base de cambios climáticos, envenenando aire y aguas, agitando recursos y desatando catástrofes...
Y ante tanto desatino e interés comercial en boca de los de siempre, de los que no tienen otros argumentos que ofrecer salvo el trasnochado: "es lo tradicional", siempre nos quedará la respuesta revolucionaria, que aunque fue un grito de guerra de los ochenta para un problema ligeramente distinto, el de la energía nuclear, lo podemos adaptar:
"¿Tradiciones?... ¡No, gracias!"